POR OSVALDO BUSCAYA
Nota
(10)
Al
abarcar lo histórico, las costumbres, lo económico, la educación,
la vida misma, la salud, la guerra, la religión, la muerte, etc., se
“exhibe” la firmeza del patriarcado. La realidad del patriarcado,
sería el sometimiento, el abuso, la violación y la muerte de la
mujer; más de la mitad de la población mundial. Enfrentada en su
soledad a esta verdad y realidad, la mujer padecería, soportaría y
sufriría una persistente contradicción en su existencia ¿Cómo
admitir que el patriarcado es el padre, el hermano, el compañero, el
dirigente, el ecuménico, etc., y que en esta regla no habría
excepción? ¿Sería abrir la caja de Pandora? (En
Teogonía,
el poeta la presenta como la primera de entre las mujeres, que en sí
mismas traen el mal y según Graves, se estaría ante la precursora
griega de la Eva bíblica, puesto que Pandora es quien, como aquélla,
trae la desgracia a la humanidad).
Recomendaciones,
informes, seminarios, congresos, exhortaciones, convenciones,
reglamentaciones, etc., internacionales y locales traslucen una
patriarcal hipocresía, pero es el terreno en que las mujeres solas
deben actuar, que nos permitiría considerar que cuando queremos
formarnos una idea de la causación de la civilización patriarcal,
emprenderemos primero una observación anamnesica, interrogándonos a
que influencias atribuimos lo emergente de ella. Lo que así
averiguamos surge, naturalmente, para el propio patriarcado, falseado
por todos aquellos factores que suelen encubrir el conocimiento de la
situación, es decir, por su falta de compresión científica de las
influencias patriarcales, por la falsa conclusión y por lo
desagradable de que “recordemos” sucesos sistemáticamente
genocidas.
Deberíamos
observar, por tanto, en esta investigación anamnesica la conducta de
no aceptar las “opiniones” del patriarca sometiéndolas a un
examen crítico, no consintiendo que los varones desvíen nuestra
opinión sobre la civilización del varón. Reconocemos, desde luego,
la “verdad” de ciertos “pronunciamientos”, que retornan
constantemente en las manifestaciones de los varones, tales como el
que su estado histórico es una prolongada consecuencia de un mandato
machista pretérito; pero, por otro lado, hemos introducido un factor
que el varón evita mencionar y sólo a disgusto acepta; su
disposición a considerar lo femenino como inferior y despreciable.
Desde
la horda primitiva el “recorrido” cultural acumula, sin solución
de continuidad en lo mental, la totalidad de lo experimentado en
milenios; animismo, religión y ciencia. Sería así, que este
predominio, simultaneo, de animismo, religión y ciencia se “difunde”
en las “variaciones” culturales desde oriente a occidente y
viceversa. En ésta “mezcla”, se retrocede constantemente a las
etapas animista y religiosa del patriarcado, con el “aprovechamiento”
de lo científico – técnico.
La
ciencia no contendría lo moral ni lo ético y es lo que utiliza el
patriarca, en sus regresiones religiosas y animistas para afirmarse
como el amo de la horda contemporánea, sin desvíos de su libido por
la senda de la perversión. Deberíamos tomar la totalidad del
discurso patriarcal y utilizarlo con todos los enfoques del feminismo
como evidencia de los “trucos” e hipocresía de quienes ejercen y
son dueños del poder.
Buenos
Aires
Argentina
3
de noviembre de 2010
Osvaldo
V. Buscaya (OBya)
Psicoanalítico
(Freud)
*Femeninologia
*Ciencia
de lo femenino